Envases inteligentes y activos en la industria de alimentos y bebidas

Los envases inteligentes monitorizan las condiciones del alimento envasado informando al consumidor sobre su calidad.

Autor: Guillermina García

Los envases inteligentes son aquellos que ofrecen un sistema de sensores e indicadores que monitorean y ofrecen información extra sobre diferentes parámetros, como las propiedades y el estado de conservación de los alimentos.

Entre la información que proporciona, destacan parámetros de cambios de temperatura, crecimiento microbiológico y el estado de conservación mediante unos indicadores visuales que pueden encontrarse en las etiquetas.

Estos envases son capaces de controlar el estado y calidad de los productos alimentarios durante su almacenaje y transporte.

Características de los envases inteligentes

Los envases inteligentes representan una evolución del envase tradicional ya que detectan y registran todo cambio en el entorno del producto y se lo informan a los consumidores. Sus características principales son:

Sensores

Están adheridos al envase y contribuyen a realizar el monitoreo. Destacan los avances en controles de temperatura, tiempo de conservación y humedad o frescura. Incluso hay sensores de parámetros como el pH, o incluso el nivel de ciertos átomos como el oxígeno o el dióxido de carbono.

Indicadores de datos

La información visual sobre el estado del contenido es una de las grandes promesas de los envases inteligentes. Para esto, se pone en marcha un transductor que convierte las señales químicas en ópticas. Gracias a esto, se puede identificar el producto que está contenido en el envase está en buen o mal estado.

Portadores de datos

Actualmente existen etiquetas con códigos de barras, códigos QR o incluso etiquetas RFID. En el futuro, esta tecnología seguirá avanzando y existe la posibilidad de poder prescindir del etiquetado físico. De este modo, el mismo envase enviará información sobre el tipo de producto, su referencia, su precio o su fecha de envasado y caducidad.

Funciones del packaging inteligente

Se identifican cuatro funciones de estos envases:

  1. Contener. Su función es envolver un producto o agrupar varias unidades en un mismo paquete.
  2. Proteger. Frena el deterioro de la calidad microbiológica o sensorial, contribuye a la inocuidad y conservación de los alimentos envasados. Sobre este punto es necesario tener claro que una eliminación completa de la pérdida de calidad es imposible.
  3. Comunicar. Mediante textos escritos o gráficos comunica y simplifica la manipulación de los productos al brindar datos sobre su uso, como la posibilidad de ser usados en microondas.
  4. Brindar comodidad. Los empaques se ofrecen en diferentes formas y tamaños para adaptarse al estilo de vida del cliente, además, facilita su comercialización y distribución.

¿Qué son los envases activos?

Los envases activos tienen como objetivo:

  • Mejorar la seguridad alimentaria
  • Preservar la calidad del alimento envasado
  • Alargar su vida útil


La diversidad de envases activos que hay en la actualidad, responde a la creciente necesidad de la industria de envase alimentario de encontrar soluciones a los problemas más habituales que se presentan en el envasado de productos frescos: humedad, oxidación, olores u otras sustancias.

Un envase activo cuenta con tres elementos: alimento, envase y entorno. Éstos actúan en conjunto para mantener o mejorar la salubridad y la calidad del alimento envasado, y así aumentar su tiempo de conservación. Además, incorpora un elemento activo que será clave en la vida útil del alimento envasado.

De acuerdo con información de AIMPLAS, el envasado activo presenta dos mecanismos de actuación:

  1. Introducción del elemento activo en el interior del envase junto con el producto (en una bolsita, sobre o etiqueta).
  2. Incorporación del elemento activo en el propio material del envase en forma de aditivo (se libera al alimento o que absorbe alguna sustancia de forma controlada en el interior del envase).

Efectos de los envases activos

Los envases activos se utilizan para tratar de retrasar efectos perjudiciales en la conservación de los alimentos. En este sentido, cada tipo de alimento tiene su propio factor de riesgo que es necesario contrarrestar.

La organización española Ecoembes comparte algunos de sus principales efectos:

  • Absorción de oxígeno. Sirve para detener la oxidación e inhibir el crecimiento microbiano.
  • Eliminación de etileno. Prolonga la vida útil de los productos al ralentizar el proceso de maduración y la degradación de los alimentos.
  • Emisión de antimicrobianos y/o de dióxido de carbono. Previenen el desarrollo de microorganismos.
  • Componentes antihumedad. Absorben los líquidos que se escurren de los alimentos, lo que prolonga la vida útil del producto.
  • Componentes activos en el propio envase. Disminuyen los efectos del deterioro por el crecimiento microbiano, la oxidación o la maduración incontrolada.
  • Nanomateriales antimicrobianos. Son una de las últimas apuestas en materia de envases activos y son altamente efectivos para evitar problemas potencialmente graves para la salud como los derivados de la listeria, la salmonela o el Escherichia coli.
  • Especias, aceites esenciales, enzimas y polímeros. Estas sustancias impiden el crecimiento del moho en los alimentos.

Finalmente, se estima que en el futuro los envases interactúen cada vez más con el consumidor y con el mismo producto.

Estos envases serán completamente sostenibles, renovables y con una gestión de residuos ya resuelta. Además, ofrecerán características que actualmente resultan inimaginables.

Fuente: thefoodtech.com

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