Trigo Sin Gluten
- Las técnicas desarrolladas por un equipo científico del CSIC en Córdoba ya están patentadas y pendientes de su aprobación para ser comercializadas en países como EEUU
- En Europa la legislación es muy restrictiva, incluso con fórmulas de edición genéticas, no consideradas transgénicas
- Expertos alertan de que la UE necesita ser más flexible para propiciar la soberanía alimentaria
La enfermedad celíaca y los diferentes grados de intolerancia al gluten causan no solo problemas de salud a aproximadamente un 10% de la población, sino también económicos. Recientemente, ha habido manifestaciones en protesta por los altos precios que soporta este colectivo para sostener una dieta libre de gluten. La Federación de Asociaciones de Celíacos de España calcula que, en 2022, la cesta de la compra subió en 170 euros para los celíacos e intolerantes al gluten, en un contexto de alta inflación.
El exceso de gasto respecto al resto de la población es de 540 euros, un 12% más. Es decir: la compra con gluten supone, de media, 997 euros al año, y sin gluten 1.536 euros.
En este contexto, la necesidad de dar una solución a este tipo de intolerancia es cada vez más acuciante. Y ahí se inscriben investigaciones como la liderada por Francisco Barro Losada, científico del Instituto de Agricultura Sostenible del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), con sede en Córdoba.
Barro y su grupo han desarrollado técnicas biotecnológicas que sitúan cada vez más cerca el sueño de un trigo sin gluten perfectamente comercializable y consumible por humanos.
La investigación
La primera aproximación comenzó en 2010 con un trigo transgénico. Lo que se hizo fue crear un gen sintético con las secuencias de gliadinas (grupo de proteínas que causan la enfermedad celiaca) que se pretende eliminar. «Cuando este gen se expresa, proporciona un ARN de doble cadena. Entonces se pone en marcha la maquinaria de las células para tratar de destruir los ARN mensajeros de las gliadinas», explica Barro, que añade que ese grupo de proteínas nunca se sintetiza. El resultado fue la eliminación del 98% de proteínas del gluten relacionadas con la celiaquía.
Hace unos seis años el grupo desarrolló otra tecnología, basada en la edición genética denominada CRISPR/Cas. En este caso, el resultado no es desde el punto de vista científico un transgénico, ya que no se usa un gen externo a la planta, sino que se modifican o editan los ya existentes para conseguir el objetivo planteado. En el caso del trigo sin gluten, Barro lo explica: «Lo que hicimos fue introducir de manera transitoria todos los reactivos necesarios para eliminar, no los ARN mensajeros, sino los genes en sí mismos, y para lograr las mutaciones necesarias. Luego regeneramos una planta por técnicas de cultivo in vitro y conseguimos una variedad que no tiene el gluten tóxico del trigo».
El trabajo científico terminó, con éxito en laboratorio y pruebas clínicas, y la patente se ha registrado en varios países (EEUU, México, Japón, etc.), ha sido comprada por empresas comercializadoras y está a la espera de las respectivas aprobaciones.
Según afirma Barro, es difícil saber cuándo llegará ese momento, porque cada país sigue su ritmo. Pero donde sí está completamente parado el proceso es en la Unión Europea. No solo la legislación sobre transgénicos es mucho más restrictiva en la UE sino que una sentencia del Tribunal de Justicia de julio de 2018 consideró que los organismos obtenidos con edición genética también son Organismos Modificados Genéticamente (OMG), a pesar de que no incorporan ningún ADN exógeno a las plantas.
Fuente: diariodesevilla.es